Mujer. Palabra mágica. De ti se derivan todas las cosas, la alegría, el dolor… eres la simiente, nutres la esencia de la vida. Tu risa vigoriza más que la fragua del herrero, bien lo supo Ignacio Agramonte. Antes de empuñar el machete, siempre escribía una misiva a su amada Amalia Simoni.
El mundo enferma cuando las féminas son solo objetos sexuales, o mueren a la sombra de un triste callejón en la ciudad Juárez. Cuando la mujer se levante, se levantará México y el mundo.
No hay empresa posible sin su concurso. Lo intuyó Fidel, y gestó el pelotón guerrillero Las Marianas. Adornó la Sierra y facilitó la victoria. Porque donde ellas se hacen presentes las penurias son más pasajeras.
Hombre que va sin mujer es obra sin sustancia ni deseos, sin existencia real. Nación que no honre a sus féminas no prospera. Cuba tiene rostro de mujer hermosa, quizás por eso mi vida está tan ligada a esta isla.
En esta porción de tierra del Caribe insular se está gestando un hermoso futuro y la felicidad no es vago discurso metafísico, la felicidad transpira en las calles, en los campos, en los laboratorios, en las fábricas, bajo el indiscutible goce de una sonrisa optimista, unas manos finas y una voz delicada.