Jean Marco: “Liliam Padrón ha sido mi academia”.

Jean Marco Monclus Vidal recibe los primeros días del año en el tablado del otrora Cine Misha, donde espera las indicaciones de la Maestra Liliam Padrón para comenzar a bailar de un momento a otro.

Transcurre la jornada de una fresca mañana de enero, pero el joven ya se muestra sudoroso al completar los ejercicios de calentamiento de su primer ensayo del 2021.

Jean Marco ocupa su lugar y mientras un bafle deja escapar las notas de La Consagración de la Primavera, su cuerpo se mueve al compás de la música con elasticidad y soltura como si se tratara de un reflejo condicionado.

La pieza, creada y dirigida por la maestra Liliam Padrón, representa un antes y un después para el joven artista de tan solo 22 años, quien recibiera en diciembre pasado Mención en el premio Ramiro Guerra de Danza Contemporánea, que otorga la Asociación Hermanos Saíz. 

LOS INICIOS…

Desde niño Jean Marco siempre supo que su vida estaría regida por el arte. Cursó estudios de pintura, canto, guitarra, pero ninguna de estas manifestaciones le complementaban realmente. Solo cuando integró el proyecto comunitario Corcel de Esperanza entendió que bailar formaba parte de su naturaleza, ese era el camino. La danza signaría su existencia.

Con esa idea en la cabeza se presentó a un taller impartido por el bailarín y coreógrafo Yadiel Durán donde recibiría clases de folclor, teatro, ballet técnicas modernas de la danza, “creo que ese el verdadero comienzo”, asegura el joven al repasar aquel año del 2015.

Fue entonces cuando por primera vez entra en contacto con la artífice de cuánto ha logrado en su corta y prometedora vida artística. “En aquel taller contamos con la presencia de Liliam Padrón quien impartía clases de danza contemporánea. Yo quedé enamorado de ese mundo. Nunca olvidaré que en la clausura del curso me tocó bailar ante ella, minutos después me le acerqué con total valentía y le pedí que me permitiera recibir clases en su Compañía”, agrega Jean Marco.

IMPÍRICO   

El joven recuerda que en las primeras lecciones junto a la compañía Danza Espiral no lograba acometer los ejercicios más elementales, pues desconocía totalmente la terminología de los diferentes movimientos.

Su talento, aptitud innata, unido a las ganas y seriedad con asumía las clases, más ese amor creciente por la danza lograron convertir a Jean Marco en el bailarín que es hoy.

Si bien no cursó estudios en una Academia , para él ha representado una fortaleza formarse bajo la tutela de una de las directoras y coreógrafas más importantes de Cuba. Recibir las enseñanzas de primera mano, experimentar las exigencias y el rigor en cada ensayo han pulido su cuerpo y mente, algo que se hace evidente cuando se sube a un escenario.

 “Nunca olvidaré la primera vez que subí al escenario en el Teatro Martí de La Habana, ese fue mi debut. En un principio hacía pequeñas apariciones, hasta que un buen día me eligen para integrar parte del elenco de la obra Clave cubana. Un estudio sobre Hamlet. No tengo que decir que tenía los nervios de punta, sobre todo porque bailaríamos en el prestigioso Concurso Internacional de Danza Vladimir Malakhov de Holguín”.

Otro momento importante lo representa la inclusión de su nombre en el elenco de La Consagración de la primavera. “Hasta ese momento me sentía en desventaja por no provenir de una academia, pero cuando integro La Consagración…sentí más seguridad, como que iba por el camino correcto”.

Danza Espiral ha contribuido sobremanera a su formación como individuo, gracias a la Compañía ha materializado muchos de sus sueños, como conocer cada extremo de la Isla, desde Oriente a Occidente.

A ello se suma su gusto por modelar para los fotógrafos, otro quimera hecha realidad al formar parte de los bailarines matanceros que integraron del proyecto Matria de Gabriel Dávalos.

Jean Marco protagoniza una de las imágenes más deslumbrantes de la muestra que tiene lugar en el barrio de La Marina. Reconoce que a veces disfruta pasar por el Parque de la Libertad para disfrutar su fotografía.

“LILIAM”

“Liliam Padrón es el eslabón más importante en mi carrera, es mi academia, mi familia, la voz severa que te exige mejorar, y el tono cariñoso que te arropa. Ella es ambas cosas”, comenta Jean Marco.

“Sé que me falta mucho por aprender, pero junto a ella siempre siento seguridad, sé que el premio alcanzado es el primer paso de un largo camino”.